Gallardón, jubilación. ¡PÁSALO!

Reseñaba ayer La Razón le entrevista de Ruiz-Gallardón en Vogue, revista preferida de las ministras socialistas de cuota. Hoy lo reseña Libertad Digital.

Una vez más RG se dedica a poner banderillas a su partido. Entre las perlas que encontramos están las siguientes:

"Nosotros, el PP, no debemos seguir haciendo del 11-M el eje de nuestra acción política, dejando que los errores del Gobierno del PSOE no sean protagonistas de nuestro discurso". Está con ello afirmando que la denuncia de la manipulación del 11-M es el eje de la acción política del PP. De una parte miente, de la otra deja mal al partido, de ambas muestra un desprecio repugnante por un suceso turbio que acabó con la vida de cerca de 200 madrileños.

"No hay que confundir a los votantes del PP con aquellos radicales que pretenden apropiarse de un discurso que no es el del Partido Popular, que es un partido de centro, un partido colindante con el PSOE". Aquí postula un centrismo peligroso, peligrosísimo. No olvidemos que la acción del actual gobierno está siendo más valorada por los votantes de IU que por los del PSOE. Aproximarse al PSOE en vez de denunciar su política, como proponía antes, no es centrismo sino rendición de hecho ante la actual política extremista del PSOE.

Hablando del último Congreso Regional del PP de Madrid, dice: "Yo hice la propuesta de centro, no una propuesta más radical de derecha. Una propuesta para no volver a perder unas elecciones en la Comunidad de Madrid –asevera–. Y me quedé en minoría y di un paso atrás. Pero sí estoy convencido de que el futuro del partido tiene que ir por ahí. Lo que pasa es que los tiempos a veces no coinciden con los planteamientos que se hacen". De nuevo nueva muestra de centrismo, con calificación a su contrincante, Esperanza Aguirre, de "derecha radical". Con presunción de que él hubiera sacado mejores resultados. Por supuesto, queda claro que Cobo fue solo el tamagochi de Callardón.

Estas tres afirmaciones son tres pares de banderillas al PP y sobre todo a sus votantes, tres pares más de una faena que está durando demasiado, y que nos está llevando al hartazgo. Pero hay un motivo de esperanza cuando declara que "Si los madrileños dijesen que no, yo me iría a mi casa –afirma–. Seguiría militando en mi partido como un militante de base, pero renunciaría a cualquier intento de responsabilidad política". ¿Le vamos a dar nuestro voto de "derecha radical" otra vez?

No, definitivamente, no. Es hora de tomarle la palabra y de dejarle en la estacada: Gallardón, jubilación. PÁSALO.