Sean (léase Shawn): el gran bufón (Parte I)

Todavía no logro reponerme del patético show de Sean Penn en Venezuela. Es que este particular bufón nos suele regalar con auténticos espectáculos de esperpento cada vez que se le da por continuar su labor de bufón fuera de la pantalla.

Y en esta tarea de bufón patético se afana el ex-marido de Madonna (¿tendrá algo que ver esto en su estado mental?) en atacar a Bush y todo lo que le huela a libertad.

Cuando el desastre del huracán Katrina, el payaso Shawn (escríbase Sean, es que es un nombre gaélico) supuestamente se dedicaba a "sacar cadáveres del agua" (“We were pulling drowning people out of the water, it’s the ultimate distress and human suffering … dead bodies” dixit) e iba por la vida en su bote de hermanita de la caridad. Salvo un pequeño detalle: hubo que distraer gente entrenada para las tareas de salvataje porque al payaso casi se le hunde el botecito... La culpa de Katrina fue -por supuesto- de Bush por "negligencia criminal"(se olvidó de incluir a Blair y a Aznar). De los que no hicieron ni caso a la orden de evacuar, no dice nada.

Previamente, Shawn el bufón se había ido a pasear por Bagdad (en 2002) porque "quería ver caras iraquíes" y a predicar contra la guerra. Previamente desembolsó 56.000 dólares para pagar un anuncio contra Bush en el Washington Post. En él acusa a Bush de poner en peligro las libertades civiles... De Sadam gaseador-de-kurdos Hussein, por supuesto no decía nada.

Pero no le alcanzó, y el bufón Shon se fue a visitar la tierra del nuevo Hitler, Mahmud Ahmadineyad, en Irán. Fue en plan "periodista", a jugar al reportero del San Francisco Chronicle, contando "lo que veía en Irán", mientas supuestamente cubría las elecciones presidenciales de 2005 (de las que finalmente salió vencedor el nazi Ahmadinejad. Su crónica: una auténtica tontería (en inglés y por días: 1, 2, 3, 4 y 5).

Particularmente patético su relato sobre sus necesidades de miccionar durante y después del oficio religioso al que asistió (día 2) Y su almibarada entrevista con el nieto del sanguinario ayatollah Khomeini (día 3). No se pierdan el día 1, con la llegada a Teherán. Y su cuasi orgásmico placer por haber sido "testigo" de una manifa de mujeres iraníes en la que pedían más libertad (día 4). Pero de poder presentarse a elecciones, nada de nada.

Y con esta estúpida crónica quiere convencer a los norteamericanos (y a Occidente) de que lo que sobra en Irán es tolerancia...

En fin, que mañana seguimos con las tonterías en Venezuela.