Las verdades del banquero

La semana pasada tuvo lugar un encuentro entre el Presidente del Gobierno y socialista y el primer banquero de España y rojo (por lo colores corporativos). El motivo: la inauguración de la ciudad financiera del Banco Santander en Madrid.
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Al final del encuentro y para alivio de todo el personal, ambos prebostes nos comunicaron que todo iba divinamente. Según los periódicos: “El presidente del Gobierno niega que existan riesgos en el panorama nacional, a pesar del aumento del paro, el endeudamiento de las familias y la caída de las constructoras en bolsa. Emilio Botín comparte su optimismo.” (Expansión 7-Sep-2007).
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Supongo que el Sr. Botín pone mucha atención en los números y antes de la entrevista con el primer mandatario echó una ojeada a las cuentas.

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Posiblemente, con el ajetreo de la opa sobre el holandés ABN-Amro, la consolidación del Abbey Bank y otras cosillas, no había podido prestar mucha atención a la nómina que recibe. Al mirarla se quedó sorprendido al verificar, que el salario medio real acumulaba una perdida de 504 € mensuales desde 2004, mientras el PIB crece sostenidamente por encima del 3% (Expansión 7-Sep-2007). Su agobio se disipó al comprobar que este descenso había quedado ampliamente compensado con las ganancias de capital obtenidas. Debidas a la magnifica marcha de los resultados de SU banco y a una buena política de retribuciones del capital y del salario asignado a los consejeros en diversas empresas. Váyase lo uno por lo otro, debió pensar.
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También D. Emilio andaba algo agobiado por el incremento de la carga financiera que le suponen diversas hipotecas, alrededor de 1.400 € al año por cada una. La declaración, de la ministra encargada de la vivienda (¿Cómo se llamaba?), diciendo que las subidas de interés habían tocado techo, le dejó más tranquilo. Además, el Sr. Zapatero le comentó la idea del Sr. Chaves de procurar un piso a los ciudadanos con menos de 3.000 € de salario. Aunque los supera (por un poco), siempre pueden encontrarse familiares de paja y conseguir un pisito cerca de Sotogrande.
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Le entusiasmó la idea de la congelación de la tarifa eléctrica. Es verdad que los ciudadanos deberán pagar (y están pagando) religiosamente el déficit de tarifa que se produce (exceso de los costes de producción sobre los ingresos obtenidos). De 2000 a 2006 el déficit acumulado es de 9.600 M€ (1,6 BILLONES de pesetas). Por otra parte D. Emilio pensó que las compañías eléctricas convierten esta deuda en títulos, los colocan en el mercado, y siempre obtiene el banco algunas jugosas comisiones por estas operaciones. Pensó que, siempre que uno esté ojo avizor, la demagogia puede tener efectos financieros colaterales interesantes.
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D. Emilio se quedó pensativo. Había otro asunto interesante. Deseando hacer caja, para quedarse con parte de ese banco holandés tan correoso, le vendría bien conseguir la aprobación del Gobierno para vender a la argelina Sonatrach su participación en la petrolera Cepsa. Lo dejó para otra entrevista con el mandatario socialista. No conviene abusar de una persona tan principal.

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En conjunto, el banquero rojo (por los colores corporativos) quedó encantado con el Presidente del Gobierno y Secretario General del Partido Socialista Obrero Español, ejecutor de las políticas más de izquierdas que se conocen en nuestra democracia. Al salir le regaló una gorra (roja) y una camiseta (también roja).

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Un poco rácano D. Emilio. Este mandatario nos está colocando en el epicentro del progresísmo mundial y se merece algo más.