La balcanización de España
Reponemos la entrevista que el diario argentino "La Nación" publicara el 7 de septiembre de 2005, en que José María Aznar advirtiera el riesgo de balcanización que corría España. Lamentablemente hoy podemos decir que el riesgo ya es una realidad. Ayer fue Cataluña, hoy lo intentan en Vascongadas, y en Canarias. Seguirán Andalucía, y tal vez Castilla-León (comunidad que -a su vez- tiene movimientos internos secesionistas). En fin, que hemos retrocedido a los reinos de taifas.
En cualquier momento tenemos a los moros en Covadonga de nuevo. Y vuelta a empezar.
José María Aznar: "España está en riesgo de balcanización"
Pocos países lo hicieron trabajar tanto a José María Aznar como la Argentina.
Después de la propia España, es la nación que más lo "ha ocupado".
"Yo sentí una obligación por la Argentina, por la deuda de gratitud que tenía España con ella y la cumplí", dijo ayer el ex jefe de gobierno español en una entrevista con LA NACION.
A fines de 2001, Aznar encontró la oportunidad para mostrar su "amistad y compromiso con la Argentina". Se empeñó en que el país "no se perdiese en la crisis". Y tuvo un socio cuyo "profundo conocimiento" sobre la situación argentina lo sorprendió, George W. Bush, según relata Aznar en el libro "Retratos y perfiles", editado por Planeta y presentado ayer por el ex jefe de gobierno en la Argentina.
El ex mandatario cree hoy que la Argentina dio un gran salto en los últimos tres años, que el camino económico "es bueno" y que el camino político, un poco menos. De sus años ocupándose de la Argentina, conserva amistades con Eduardo Duhalde y Carlos Menem, a quien dedica uno de los capítulos -el más diplomático, tal vez- de su libro.
-Algo llamativo es que usted dedica su libro a "esa mayoría de españoles que no están dispuestos a levantarse un día y descubrir que España es apenas ya nada". ¿Cree realmente que su país corre el riesgo de ser apenas nada?
-Sí, sí está en riesgo de serlo y está en riesgo de disgregación. Creo que en la vida política hay políticas buenas y políticas malas. Los países se hacen y se pueden deshacer. La política del actual gobierno es una política profundamente equivocada y desde ese punto de vista ha puesto en riesgo de "balcanización" territorial a España. Primero, este gobierno es el primer gobierno que tiene España desde la transición que busca la radicalidad. Segundo, es un gobierno que depende de los independentistas catalanes. Y tercero, es un gobierno que cuestiona los elementos básicos de la transición española, el consenso, la concordia. Ahora los nacionalistas están muy envalentonados y se enfrentan a un gobierno equivocado y débil.
-¿En los temas sociales, como la legalización del matrimonio entre gays, el gobierno más que débil parece decidido?
-Eso fue un agravio a una parte importante de los españoles. Son cuestiones que
dividen a la sociedad, no que la unen. Nadie en España cuestionaba los derechos
de los homosexuales, lo que se cuestiona es su equiparación con el matrimonio
heterosexual.
-Sin embargo, pese a que para buena parte de los españoles fuera un agravio, los derechos de los gays se han convertido en un tema social que varios otros países se han visto presionados a tratar...
-Si se lo plantea desde el sentido común, no hay problema. El problema es cuando se hace de eso un instrumento de división y de agravio a una parte de la sociedad.
Además, eso tampoco era un clamor social; fíjese que desde que se aprobó la ley, me parece que se han casado 22 parejas homosexuales.
-¿Cuáles son los logros de Rodríguez Zapatero?
-Yo creo que éste es el peor gobierno de la democracia española; es un gobierno sectario. No creo que todo lo haga mal, pero no se trata de eso; se trata de los riesgos que tiene España.
-¿Entre esos riesgos está la amenaza del terrorismo islámico?
-Claro, quien piense que España ha superado las amenazas porque se ha marchado de Irak precipitada e indebidamente está muy equivocado.
-Muchos dijeron que los atentados de Londres eran ataques anunciados. Si tanto se hace en nombre de la lucha contra el terror, ¿por qué hay esa sensación de inevitabilidad?
-En esta guerra contra el terrorismo, tú no puedes controlar todos los autobuses, todos los aviones, todos los lugares públicos. Pretender controlar todo en esta guerra donde al enemigo no lo ves es imposible.
-¿Esta guerra se puede plantear también en términos de guerra contra la pobreza y la desigualdad en Medio Oriente?
-Eso no tiene nada que ver. Ben Laden no es la expresión de los proletarios de Medio Oriente, ¿no? Esas son excusas de aquellos que no quieren mirar la realidad de frente y derrotar al terrorismo. Al terrorismo se lo derrota o bien él te derrota.
-¿Cree que América latina corre el riesgo que según usted corre España de "ser ya nada"?
-Las líneas estratégicas del mundo no pasan por aquí [América latina]. Y el mundo se gobierna desde otro sitio. Entonces la pregunta que debería hacerse un líder inteligente es cómo se incorpora su país a las corrientes de decisión. Yo creo que ése debería ser el debate de sus países. En un punto de vista más particular, yo creo que Iberoamérica necesita más institucionalización; creo que ése es el principal problema. Falta institucionalidad, falta más seguridad jurídica, falta transparencia.
-¿Y todo eso sucederá...?
-Y bueno, veo que hay un regreso al populismo que es real y grande.
-¿Cuál es el centro, para usted, de ese avance populista?
-Evidentemente hay un eje bien real con los petrodólares que es la expansión de Chávez. Creo que eso no es una respuesta inteligente a las necesidades de América latina.
-¿Ubicaría en ese eje al presidente (Néstor) Kirchner?
-Acabo de estar con él y he visto a un presidente tranquilo, que sabe bien lo que tiene que hacer. De la Argentina liquidada de hace tres años a la Argentina de ahora, hay un salto muy grande. Pero estoy convencido de que los argentinos saben que la tarea es de muchos años más. Hay que recuperar muchas cosas. El camino económico es bueno. En el camino político, cuanto más fuerte sean las instituciones, el país puede salir adelante.
-Cuando su gobierno tomó la decisión de sumarse a la coalición que invadió Irak, ¿usted pensó que un escenario posible para la posguerra era la violencia de hoy?
-Churchill decía que una guerra no se puede dirigir como si fuese en un laboratorio. Y una posguerra tampoco. Todos sabíamos que el pos-Irak no sería fácil. Pero ahora hay una gran oportunidad. Yo creo que el mundo es mejor sin Saddam. Además de eso, los iraquíes han tenido elecciones; ver esas filas de gente que quería votar
amenazada por los terroristas fue impresionante. Yo creo en el poder de la extensión de la libertad.
-Usted, en el libro, dice que en su decisión de participar de la invasión había mucho de "causa justa", por Saddam, y mucho de "gran ambición", por reposicionar a España. ¿Cuál factor tuvo mayor peso?
-Primero, la causa justa era muy importante. Luego, España era un país fuera de la historia desde 1815 y su recuperación política, social, internacional tuvo un peso determinante. Tú no puedes aspirar sólo a estar mejor, a vivir mejor. Tienes que aspirar a ser un país que esté entre los mejores del mundo, y eso comporta responsabilidades. Y ésa era la decisión: estar en el momento histórico preciso.
-A medida que la información de inteligencia presentada por Gran Bretaña y EE.UU. sobre el supuesto arsenal de Saddam para justificar la guerra era refutada por la realidad, ¿qué pensaba usted?
-El asunto era que la ONU obligaba a Saddam a demostrar que no tenía armas y Saddam no quiso hacerlo. Era el Consejo de Seguridad por unanimidad y en eso contribuyeron todos los servicios de inteligencia del mundo. Además, a veces, los servicios de inteligencia no son infalibles.
Por Inés Capdevila
De la Redacción de LA NACION
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