Una lección aprendida

Hace unos días, Libertad Digital nos sorprendió con un post en su bitácora, en el que anunciaba el fin de la misma después de dos años.

No explicaban el por qué, simplemente comentaban que se había formado una comunidad de usuarios que se comunicaban entre sí, generalmente al margen del tema propuesto.

Es verdad. Como "cofrade" de la bitácora, debo admitirlo. Generalmente terminábamos hablando de cualquier otro tema, casi siempre el último disparate del gobierno que nos desgobierna. El pequeño detalle es que el ritmo frenético de comisión de barbaridades que lleva este gobierno es infernal. No existe el día en que no se despachen con al menos media docena de disparates. Y no descansan ni siquiera los domingos ni las fiestas de guardar. Con lo cual, el "mercado de noticias" iba más rápido que la capacidad de respuesta de quienes gestionaban la bitácora. Aunque los cofrades lo solucionábamos rápido. Así funciona el mercado.

La reacción de los participantes ante el comunicado de cierre de la bitácora no se hizo esperar. Al estupor inicial, siguió el abatimiento, las despedidas y la resignación. Pero un puñado que no quiso resignarse inició un petit movimiento de protesta, de resistencia, y poco a poco, muchos fueron plegándose al mismo. No hizo falta demasiado, sólo que varios participantes enviaran e-mails a Libertad Digital haciendo saber su descontento y su tristeza por la decisión tomada.

El resultado es que LD ha decidido rever su decisión, y van a crear "La bitácora del lector". Hubo suerte: la gente de Libertad Digital es razonable, y entiende perfectamente el significado de "cliente insatisfecho". El libre mercado ha funcionado. En ambos sentidos.

Los que se despidieron sin más, aceptando la primera decisión de LD aún cuando no estaban de acuerdo, se retiraron sin dar la batalla. No lucharon por lo que querían.

Los que nos quedamos dando la lata durante 3 días, enviando e-mails y saturando los correos de Libertad Digital, hemos conseguido lo que parecía imposible.

La enseñanza que extraigo de esta humilde experiencia es que no hay que darse por vencido sin presentar batalla. No podemos sentirnos derrotados sin salir a pelear la batalla primero. Y quiero aplicar esta pequeña lección a todos los ámbitos de la vida, especialmente al campo de nuestra vida como ciudadanos. Si no luchamos por nosotros, por nuestros derechos, por nuestra libertad, no podemos quejarnos. Tenemos la oportunidad de generar un resultado diferente al que estamos obteniendo ahora. Pero sólo si hacemos algo. Si hacemos algo más que "pedagogía" (Mariano, va por tí).

Hoy hemos tenido una muestra cabal de ello. La unión hace la fuerza. Y el movimiento genera movimiento.

No quiero terminar sin dejar de darles las gracias a Libertad Digital por habernos brindado un espacio para que nos expresemos libremente. Y por haber decidido transformarlo y conservarlo. Os aseguro que el balance de estos dos años, es muy positivo. Y el desenlace mucho más positivo aún. Sobre todo si sabemos extraer la enseñanza.

Y me despido con un poema de Almafuerte:

PIU AVANTI

No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora ...

Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!