Prohibido gritar

La manifestación de ayer en Sevilla me ha dejado orgullosa de ser española, porque varios cientos de miles de mis compatriotas me han demostrado que ni mil toneladas de mentiras zetapollezcas, ni toda la desvergüenza de los jueces a la garçon que acusan de malos a los buenos, ni todas las amenazas de medir los decibelios de los gritos contra el gobierno, fueron suficientes para amedrentarlos a la hora de exigir DIGNIDAD, MEMORIA Y JUSTICIA.

La presencia de algunos políticos del PP, como Angel Acebes o Javier Arenas, y de algunas valientes como Gotzone Mora -abandonada a su suerte por sus compañeros del partido socialista- demuestra que no todos los dirigentes son iguales.

La amenaza velada lanzada por el gobierno para que los manifestantes no gritaran -no vaya a ser que algún corresponsal extranjero se despierte de la siesta y se entere que no todos estamos de acuerdo con la paz de la pistola en la nuca- me recordó a un ministro de Bienestar Social de Argentina de infausta memoria, José López Rega, "el brujo". Fue el creador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), una organización paramilitar que se dedicó a "exterminar" a todos los adversarios políticos que el gobierno de Isabel Perón consideraba peligrosos. Su lema fue "el silencio es salud", se parece bastante a lo que ciertos prestidigitadores socialistas quieren imponer a la oposición y a los periodistas que no son adictos.

Lo que no logro explicarme todavía es por qué se amenaza con medir los decibelios de las manifestaciones de la AVT, y no se miden los de las bombas, cócteles molotov, y disparos al aire de ETA...
No se por qué no me sorprendería ver -como entonces allí- un cartel giratorio con la frasecita de marras, girando alrededor del pirulí, como antaño lo hiciera alrededor del Obelisco...