Garzón forever
Parece que el juez-estrella Garzón no sólo no sabe de derecho, sino que además no sabe de historia ni tiene memoria. Será por eso que necesita "memoria histórica" seguramente.
Pues en su cruzada contra los fantasmas de la guerra civil, ahora parece que necesita un certificado de defunción de Francisco Franco. No vaya a ser que todavía esté vivo...
Garzón ya no tiene que perseguir más a Videla ni a Pinochet: ha encontrado su propio filón en el suelo patrio. No podrá montar numeritos judiciales internacionales, pero al menos nos dará su ración de espectáculo a los locales.
La cosa promete, porque la va a recurrir la decisión del juez-estrella de investigar las desapariciones durante la Guerra Civil y el franquismo (1936-1975) ya que considera que la Audiencia Nacional no es el órgano competente para ello. Vaya fachas los de la fiscalía....
A ver como le sienta el argumento de la Fiscalía a Garçon:
- que los delitos han prescrito con motivo de la Ley de Amnistía (1977),
- que los hechos son, en todo caso, competencia de los juzgados territoriales y
- que el concepto de crímenes contra la Humanidad, en que Garzón enmarca la competencia de la Audiencia Nacional, comenzó a aplicarse desde los juicios de Nuremberg en 1945, ya muy avanzado el régimen franquista (y seguramente ya consumados los hechos que superGarçon quiere investigar).
Si sigue adelante con la cosa, Garzón podría aprovechar las estatuas de Franco retiradas, y construirles una jaula alrededor, para "encerrar" de por vida al Generalísimo. Eso si: que se aguante a las asociaciones defensoras de los animales, porque las estatuas son ecuestres.
Habiendo tanto chorizo suelto... mejor persigamos fantasmas...¿no?
3 Comments:
que payaso
este es un payaso pero de los que hacen llorar.
¿Por que no le inicia un juicio al asesino de Calvo Sotelo? Fue de lesa humanidad, con premeditación y alevosía, y con la anuencia de las autoridades del momento.
pues a mi me parece el mejor y más notable juez que ha habido y habrá en España. Capaz de poner en apuros hasta al mismísimo Pinochet
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