Zougham o el don de la bilocación
Las declaraciones de Jamal Zougham ayer durante el juicio deberían mover a la reflexión a todos aquellos que todavía creen en la "teoría oficial" sobre los atentados del 11-M.
Aquello de "estar en Misa y repicando", parece que para la fiscala Olga "valeyá" es algo totalmente posible. Jamal Zougham, según ella, estuvo colocando mochilas-bomba en los trenes. Pero Jamal dice que estaba durmiendo...
¿A quién le creemos?
La que si parece estar durmiendo es la fiscala. Vaya soltura con la lectura, vaya capacidad de reacción... Si instruyó el sumario con la misma energía con que lo presenta al tribunal, ya podemos imaginarnos en qué terminará esto...
4 Comments:
Parece Usted periodista !barbaro! que dicen en Argentina Usted postea esto y mire lo que dice el Mundo hoy editorial incluido; disculpas por lo largo del posting.
JUICIO POR UNA MASACRE
Zougam rebate las acusaciones y la fiscal no logra ponerle en apuros
Jamal Zougam, el primer detenido por el 11-M, el rostro de la masacre desde la víspera de la jornada electoral, eligió ayer el camino opuesto a los tres acusados que le habían precedido: miró a la cara a la fiscal y dijo que sí, que iba a responder a sus acusaciones.
EDITORIAL
LA FISCAL PIERDE EL PRIMER 'ROUND' ANTE UNO DE LOS ACUSADOS CLAVE
Tres de los principales imputados declararon ayer en la segunda jornada del juicio del 11-M, que alcanzó momentos de extraordinario interés procesal.
El primero en comparecer fue el marroquí Youssef Belhadj, acusado de ser uno de los instigadores de la masacre y uno de los portavoces de Al Qaeda en Europa. Siguiendo la pauta marcada por El Egipcio, Belhadj se presentó como un islamista moderado, que rechaza la violencia y condena todo tipo de atentados. De entre los implicados, Belhadj sólo admitió conocer a Bouchar, con el que jugaba al fútbol e iba a la mezquita, y al profugo Afallah, al que vio muy ocasionalmente.
Igual línea de defensa siguió Hassan Haski, al que se le acusa de ser uno de los líderes del Grupo Islámico Combatiente Marroquí y estar implicado en los atentados de Casablanca y Madrid. Haski afirmó que no sabe español, que no conoce a ninguno de los imputados por el 11-M y que no tiene ningún contacto con organizaciones islámicas radicales.
Las declaraciones de ambos -que sólo respondieron a las preguntas de su abogado- son poco creíbles en cuanto a su talante ideológico y sus conexiones pero corresponderá a la fiscal y a las acusaciones demostrar su culpabilidad con pruebas concretas que les vinculen al 11-M y no simplemente por su militancia islamista.
El testimonio de Jamal Zougam, el único al que el juez instructor acusa como autor material de los hechos, fue totalmente distinto, ya que aceptó responder a todas las preguntas con buenas dosis de seguridad y aplomo pese a que su comparecencia no estaba prevista para ayer. La imputación contra Zougam, al que se le piden 38.000 años de cárcel, se basa en dos elementos: fue identificado por cuatro testigos que le situaron en los trenes y las tarjetas de los teléfonos móviles supuestamente utilizados fueron vendidas en su tienda de Lavapiés.
En cuanto a lo segundo, Zougam explicó que fue su socio quien vendió esas tarjetas a unos desconocidos. Y en cuanto a lo primero, argumentó que fue identificado en una rueda de reconocimiento por tres testigos que habían visto previamente su fotografía en los periódicos. Zougam sacó partido a la contradicción de que el otro testigo le situó en el piso bajo del tren cuando la bomba fue colocada en el de arriba.
Zougam ratificó que en el momento de los atentados estaba durmiendo en su casa y afirmó que no tuvo contacto alguno con El Tunecino, El Chino, Lamari y el resto de los miembros del comando, a los que no conocía.
La versión de Zougam tiene sentido porque resulta muy difícil de creer que no huyera si él había colaborado en el atentado y había pistas que conducían directamente a su detención. Por el contrario, parece poco verosímil la tesis de la fiscal de que Zougam vendió las tarjetas al comando del que formaba parte. ¿No habría sido más lógico que el comando las comprara en otro lugar para no dejar una pista tan llamativa?
En su media hora escasa de interrogatorio, la fiscal no logró cazar a Zougam en contradicción o falsedad alguna ni consiguió desmontar su versión exculpatoria. Tratándose de uno de los principales acusados y habiendo esperado tres años para intentar acorralarle ante un tribunal, la intervención de Olga Sánchez no pudo resultar más deslucida. Ello no prejuzga nada, puesto que el juicio no ha hecho más que comenzar y pueden aparecer nuevas pruebas incriminatorias contra él o cualquiera de los acusados. Pero nadie que observara lo ocurrido ayer con un mínimo de ecuanimidad puede dejar de reconocer que la fiscal perdió rotundamente el esperado primer round.
si estaba durmiendo, no podía estar poniendo mochilas-bomba. La fiscal parece tonta. Se hace la tonta o nos toma a todos por tontos.
la solvencia intelectual y profesional de Olguita Vale ya me deja sin palabras.
Este blog es para gente inteligente, dado que todos se centran en ValeYa reproducimos el interrogatorio pidiendo que os centreis
a) como Bermudez se da cuenta de que ValeYa nos toma el pelo como dice Martel y pide aclaracion del tema clave
b) como Luis del Pino lo tiene clarisimo
c) como Victoria Prego lo dice tambien muy claro
JUICIO POR UNA MASACRE / El interrogatorio
«Yo estaba durmiendo, no pude desplazarme a ningún sitio»
Zougam responde a Olga Sánchez que fue uno de sus empleados quien vendió las tarjetas a «dos personas con pinta de traficantes»
Extracto del interrogatorio que la fiscal Olga Sánchez realizó ayer a Jamal Zougam, acusado de colocar las bombas que estallaron el 11 de marzo de 2004.
Olga Sánchez.- Cuando usted fue detenido el día 13 de marzo de 2004. ¿En qué trabajaba?
Jamal Zougam.- Teníamos un locutorio en donde éramos socios yo, Mohamed Bakali, y mi hermano...
O. S.- ¿Cuándo conoció usted a Serhane Fakhet [El Tunecino]?
J. Z.- No le conozco.
O. S.- ¿Qué explicación tiene para que uno de sus socios diga que El Tunecino iba frecuentemnete a buscarle al locutorio, y si no estaba usted, se marchaba?
J. Z.- No he escuchado esta declaración de mi compañero. He escuchado una declaración en la que dijo que vino una vez a preguntar por mí. Puede ser que haya venido por algún tema de mi trabajo, y de paso ha preguntado por mí [...].
O. S.- ¿A finales del mes de enero de 2004, no le arregló usted unos teléfonos a El Tunecino?
J. Z.- No. Según... Hay una persona que venía a arreglar los teléfonos a la tienda. Éste es Khalid Seimi. Pero El Tunecino es posible que haya venido alguna vez a arreglarlos, nosotros estamos abiertos para todas las personas [...].
O. S.- ¿De qué conocía usted a Jamal Ahmidan [El Chino]?
J. Z.- No le conozco.
O. S.- ¿No es cierto que estuvo en su tienda y que llamó a su locutorio unos días antes de los atentados del 11 de marzo?
J. Z.- Mohamed Bakali y Abdelajid Zbakh declararon eso en la comisaría. Incluso Abdelajid llamó por teléfono a la Policía [...] y dijo que vinieron dos personas a la tienda a comprar 10 tarjetas, que se las vendió él, y que esas personas tenían pinta de traficantes o de comerciantes.
O. S.- ¿Le proporcionó usted a El Chino las tarjetas telefónicas de la compañía Amena...
J. Z.- Si no lo conozco no se lo puedo proporcionar [...].
O. S.- ¿A partir del 25 de febrero del año 2004 recuerda si vendió, proporcionó, dio a alguna persona más de 10 tarjetas a la vez...?
J. Z.- En la tienda mi trabajo no es vender tarjetas porque este trabajo lo hacen Bakali y Zbakh.
O. S.- ¿Enseñó usted a El Tunecino, a El Chino o a otra persona a sincronizar los teléfonos y a programar la alarma despertador que haría funcionar el modo vibración?
J. Z.- No puedo enseñar lo que yo no sé.
O. S.- ¿Le mostró el interior del teléfono donde se tenían que unir los cables del detonador?
J. Z.- No.
O. S.- ¿Sabe que, de las tarjetas vendidas [en su locutorio], siete se encendieron bajo el repetidor de la localidad de Morata de Tajuña, y una de ellas se recuperó en la bolsa con un artefacto explosivo en la madrugada del día 12 de marzo de 2004 en la comisaría de Puente de Vallecas?
J. Z.- Bueno creo que mi detención... se rompió mi presunción de inocencia por esta tarjeta. O sea, sé que se ha encontrado esa tarjeta en una mochila en Vallecas.
O. S.- ¿Recuerda usted a qué hora llegó a su tienda el día de la comisión de los atentados de Madrid, el día 11 de marzo de 2004?
J. Z.- Un poco más tarde... Llego normalmente a las 11.00 horas. Ese día tardé un poquito en aparcar [...].
O. S.- ¿Dónde estuvo las primeras horas de aquel día?
J. Z.- Aquel día me levanté alrededor de las 10.00 horas. Y desayuné y vine a trabajar, como todos los días.
O. S.- ¿Estuvo con el grupo que partió de Chinchón a la estación de trenes de Alcalá de Henares, o con el otro grupo que salió de Leganés hacia la misma dirección?
J. Z.- Yo nunca había oído Chinchón hasta que fui detenido, y después, de escucharlo por las noticias.
O. S.- ¿No recuerda la palabra Chinchón? ¿Y Morata de Tajuña?
J. Z.- Ni Morata de Tajuña ni Chinchón.
O. S.- ¿Cómo y con quién se desplazó a Alcalá de Henares o a las estaciones donde primero cogió el tren que explosionó en la estación de El Pozo, y luego el tren que explosionó en la estación de Santa Eugenia?
J. Z.- Yo estaba durmiendo, y si estoy durmiendo con mi familia en casa, no puedo desplazarme a ningún sitio.
O. S.- ¿Qué explicación tiene para que le hayan reconocido cuatro personas distintas en el interior de estos dos trenes que explosionaron aquella mañana?
J. Z.- Sí tengo explicación. Al ser detenido, y puesto en los medios de comunicación, me han reconocido porque me han visto por la televisión; entonces, si me han visto, es normal que si te ven una vez te vuelven a reconocer. Aquí hay una persona que declaró el día 12, pero según su testimonio, estaba en el piso de abajo y la mochila se puso arriba o sea que, desde un punto de vista, cualquier niño sabría que es incorrecto, es falso, es mentira.
O. S.- ¿Cuándo conoció a Hasan Haski?
J. Z.- A esta persona no la conozco. Nunca le he visto.
O. S.- ¿Tiene alguna explicación para que esta persona dijera días después de los atentados que había sido su grupo Hamma, entre los que estaba usted, el autor de los hechos de Madrid?
J. Z.- Ellos pueden hablar lo que quieran, pero yo no les conozco.
O. S.- ¿Ha conocido usted a Mohamed Almallah?
J. Z.- No, no no le he conocido y no le conozco.
O.S.- ¿Qué explicación tiene para que haya un contacto telefónico entre usted y Mohamed Almallah?
J. Z.- Una persona llamó desde mi teléfono a ese número [...].
Gómez Bermúdez.- Vamos a aclarar un episodio. Usted dice que cuatro personas, según afirma el Ministerio Fiscal, le reconocen y que puede ser por la televisión y que hay una en concreto que le vio, se supone, en un tren, y dice que la mochila estuvo abajo cuando estaba arriba o viceversa. Relate su versión.
J. Z.- [...] Me pareció un testimonio equivocado porque esta persona dice que ha visto a una persona dejar una mochila en el vagón de abajo, y la mochila explotó en el piso de arriba.
ESPAÑA
EL BLOC DE
Cara a cara con el monstruo
Luis del Pino
Parquedad. Por fin hemos podido verle los ojos al monstruo, conocer en vivo la cara del único imputado a quien se acusa de colocar las bombas en los trenes. Y el espectáculo que hemos visto resulta poco comprensible para quien no haya seguido las investigaciones: la fiscal se ha limitado a hacerle un puñado de preguntas. ¿Eso era todo lo que doña Olga tenía que decirle a Jamal Zougam, el culpable oficial del 11-M? Pues qué decepción, ¿no? Claro que, bien mirado, ¿qué demonios le vas a preguntar a alguien cuyas huellas y ADN no aparecen en ningún lugar de la trama; a alguien del que no constan contactos con los restantes compañeros de banquillo; a alguien que lo que ha transmitido, prestándose a contestar en español a todas las preguntas, es que se trata de una persona normal a quien algunos decidieron, por algún motivo, asignar el ingrato papel de cabeza de turco? La sesión del lunes, en la que responderá a su abogado, promete.
ESPAÑA
PREGUERIAS
El acusado principal presenta batalla
VICTORIA PREGO
Entonces se produjo un quiebro. Dos quiebros en realidad. Y donde había habido silencio o frases apenas musitadas y devueltas luego con la asepsia y el titubeo propios de una traducción simultánea dificultosa, entraron las palabras en torrente. Declaraba Jamal Zougam, acusado de ser uno de los autores material de los crímenes de Atocha que, por primera vez en estas dos jornadas de juicio, sí quiso responder a la fiscal. Y llegó así el segundo quiebro porque, para sorpresa de algunos, el interrogatorio estructurado, sistemático e implacable que la fiscal había practicado con los tres acusados anteriores, perdió energía y densidad. Perdió hasta duración: fue la intervención más corta de Olga Sánchez, pero la más larga de un acusado en lo que llevamos de juicio. Zougam, dijo su defensor, no esperaba tener que declarar ayer por la mañana. Quién lo hubiera dicho. Con un español bien construido, apto para el matiz y también para las reservas, airado a veces y hasta sarcástico, este marroquí que es pieza esencial de la acusación porque es el único que queda vivo de los que Del Olmo consideró autores materiales del atentado, respondió sin aparentes contradicciones al interrogatorio de la fiscal y al de una parte de las acusaciones particulares. Preguntado en ocasiones por el presidente, Gómez Bermúdez, que le forzó a aclarar algunos puntos que él había dejado en nebulosa pero que son determinantes para reconstruir su papel en la tragedia, Zougam demostró que no va a defenderse únicamente con protestas de inocencia y que está dispuesto a no dejarse quebrar. Al término de su declaración, que continuará el lunes, su abogado le transmitió en silencio su clara satisfacción levantando ambos pulgares.
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