«Verle sonreír así hace que te hundas»

La excarcelación de De Juana Chaos provoca la consternación y el llanto de las víctimas del terrorismo - «Ha salido a la misma hora que mató a mi hijo», denuncia Hortensia Gómez, madre de uno de los guardias civiles a los que asesinó

A Hortensia Gómez, de 65 años, la radio le dijo ayer mientras conducía que José Ignacio de Juana Chaos acababa de salir de la cárcel. El temblor comenzó por las piernas. Después sintió que se ahogaba. Llevó como pudo el coche hasta el arcén de la carretera y comenzó a gritarle al volante: «Canalla, criminal, hijo de mala madre, mal nacido, desgraciado...». De Juana mató a su hijo el 25 de abril de 1986 en la esquina de Juan Bravo y Príncipe de Vergara. Acabó con la vida de Alberto Amancio Alonso Gómez y con la de otros cuatro guardias civiles exactamente a las 7.22 horas. A las 7.26 horas de ayer, el etarra abandonaba con gesto sonriente la prisión. El macabro detalle no pasó desapercibido para Hortensia: «Salió de la cárcel justo a la misma hora a la que mató a mi hijo».


Hortensia Gómez tenía pensado ir a esperar a De Juana a la misma puerta del centro penitenciario. «Quería ir a escupirle a la cara y decirle en persona lo criminal que es», explicaba ayer, jugueteando nerviosa con un colgante de oro que lleva grabada la imagen de su hijo. Pero los de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) le convencieron de que no era buena idea.

Ya bastante sufre cada mañana, a las 7.22 horas, cada vez que pone la radio. «Alberto acababa de cumplir 23 años. Hacía poco que había salido ileso de otro atentado de ETA. Ojalá le hubieran herido entonces... Yo vi en la tele su cuerpo y uno de sus zapatos. En seguida supe que era él y que había muerto».

Las víctimas de José Ignacio de Juana Chaos viven a la sombra del etarra. Dicen estar recluidos en una cárcel invisible, con sentimientos de «ahogo», de «tener los pies y las manos atados», de llevar encima una «condena a cadena perpetua de dolor y rabia». La excarcelación del terrorista ha provocado en ellos otra vez la consternación y el llanto.

Hortensia Gómez asegura que ha vuelto a «vivir el atentado». Es exactamente la misma sensación que describe Manoli Lancharro. Su hermano Antonio fue asesinado por De Juana el 14 de julio de 1986 en la plaza madrileña de la República Dominicana.

Ayer volvió a ese lugar, con un hijo de siete años que tiraba de la blusa de la madre: «Mamá, que tengo sed», «Mamá, que hace mucho calor», «Mamá, ¿cuándo nos vamos?».

«Se llama Antonio, como mi hermano», explica con mirada triste Manoli Lancharro.

¿Lo peor del día? La «sarcástica» sonrisa de De Juana. «Cuando él pone esa sonrisa demuestra que se está riendo de todos nosotros. Tiene una mueca desagradable, tiene una cara de cínico que no puede con ella», describe Manoli con rabia.

«Verle sonreír así te hace ponerte peor, hace que te hundas».

Manoli no puede ni encender el televisor. La excarcelación del etarra la supo por su marido. «Sabes que va a salir, te preparas, te dices a ti misma que no te vas a hundir... pero nada: aquí estoy otra vez, como aquel 14 de julio».

A Manoli le gustaría vivir en otro país -«porque vaya tela la Justicia de España»- y Hortensia se encoge de hombros y trata de analizar lo que le pasa: «Yo no sé si es odio lo que siento o yo qué sé, es algo contra él que nunca se lo voy a poder perdonar, ni aunque me obligue el cura».

Entrevista a la madre de una de las víctimas de De Juana Chaos, publicada ayer en El Mundo.