Así habló Elorriaga
En el artículo que publica hoy El Mundo. Lo reproducimos a continuación:
'Rajoy no es capaz de ofrecer un liderazgo renovado, sólido e integrador'
Afirmar algo cuyo contrario es un absurdo es un recurso fácil habitualmente utilizado por los políticos de oficio. «Quiero mejorar el nivel de vida de los españoles» es un ejemplo simple de lo que digo. Nadie en su sano juicio, cualquiera que fuese su ideología o estrategia, podría afirmar que su proyecto busca empeorar el nivel de vida de sus compatriotas. «Debemos bajar los impuestos», por ejemplo, sí constituye un compromiso político diferenciador de los partidos de centro derecha puesto que subirlos ha formado parte consustancial de la ideología socialdemócrata europea durante las últimas décadas.
Cuando quedan menos de cuatro semanas para que se celebre el XVI Congreso Nacional del Partido Popular, proclamar con solemnidad que se quiere un partido unido e integrado, capaz de ganar las próximas elecciones, forma parte del primer grupo de afirmaciones; ningún dirigente, militante o simpatizante podría asumir lo contrario. El debate, por lo tanto, se hace incomprensible cuando gira en torno a lo evidente y constituye una obligación -o al menos así me lo parece- el intentar clarificar de qué estamos discutiendo.
A lo largo de los últimos veinte años somos muchos, millones de personas, los que nos hemos sumado al proyecto político popular como votantes, militantes o dirigentes. Lo hicimos acudiendo a la llamada en 1989 de José María Aznar, que fue capaz de ofrecer un proyecto político atractivo e integrador. Con una orientación inequívoca y un progreso electoral constante, el PP se supo transformar en un partido ganador. Desde entonces, sin saltos ni rupturas, nuestras bases ideológicas han ido madurando. Congreso tras congreso, programa tras programa, se ha ido perfeccionando la articulación de nuestros fundamentos políticos. El respaldo electoral obtenido desde entonces ha hecho del Partido Popular un verdadero partido de gobierno y una referencia internacional para la integración de los partidos de centro derecha.
Fue en el XIII congreso, un año antes de la mayoría absoluta del año 2000, cuando se introdujo por primera vez una definición ideológica que aporta y precisa el concepto de centro reformista y que, con leves cambios, se mantiene vigente. Liberales y democristianos, conservadores y centristas nos hemos sentido bien acogidos bajo esta definición y nos ha permitido trabajar juntos hasta alcanzar los mayores éxitos. Es curioso y agradable comprobar que en la ponencia de Estatutos, por primera vez desde 1999, no se propone ningún cambio en esta definición, ni tan siquiera de matiz. El debate en nuestro congreso, por lo tanto, no será ideológico, sino estratégico, y en esos términos es como se debe analizar.
Desde mi punto de vista, el líder y su equipo, junto a un correcto análisis de la realidad política en la que toca trabajar, constituyen la base de cualquier estrategia, y de eso es de lo que deberíamos estar hablando. Si falla alguno de esos tres pilares, cualesquiera que sean las ideas que se defiendan, el proyecto fracasará. Y aunque sea obvia resulta estrictamente necesaria una precisión más: el planteamiento del que hablamos, su éxito o su fracaso, no puede estar referido exclusiva ni básicamente a las próximas elecciones generales que, además, estarán precedidas de un nuevo congreso nacional. Las elecciones en Galicia, el País Vasco y Cataluña, las europeas del próximo año y, por supuesto, las elecciones autonómicas y locales de 2011, constituirán el trabajo principal y el compromiso inexcusable del equipo que resulte elegido. Todas estas elecciones son, además, la única base sobre la que resulta posible construir una alternativa viable al gobierno socialista de Zapatero.
A lo largo de la pasada campaña no nos cansamos de exigir al Partido Socialista un balance de su gestión. Quien concurre a unas elecciones tras cuatro años de gobierno tiene la obligación de explicar el trabajo realizado, acreditar sus logros o explicar los fracasos; solo a partir de ahí es posible plantear nuevos objetivos. Omitir ese análisis, o dejarlo dudosamente implícito, es hurtar la esencia del debate, es rehuir la responsabilidad propia y, lo que es más importante, implica dejar sin fundamento cualquier compromiso futuro. Algo muy parecido se puede decir de quien ha estado al frente de la oposición.
A diferencia de lo que ocurrió a partir de 1989, pocas han sido las incorporaciones -mi buen amigo Manuel Pizarro es una brillante excepción- y demasiados los abandonos de nuestro proyecto. A diferencia de entonces también, han sido insuficientes los progresos electorales alcanzados y bastante significativos algunos retrocesos. Ambas circunstancias deben formar parte de cualquier análisis.
Surge ahora un falso debate ideológico que tan solo aporta exclusiones y renuncias; un discurso arrojadizo que más parece que pretende distanciar a algunos que invitar a nadie. La inmensa mayoría de los populares vemos con estupor el resurgir de viejas batallas ya superadas hace años y no acertamos a entender la causa. En circunstancias normales, el silencio puede ser una contribución eficaz a la resolución de los problemas; en circunstancias excepcionales, esa omisión se transforma en deslealtad hacia la organización de la que formamos parte. No es responsable callar ante el esperpento injustificable que todos los españoles pudieron ver a las puertas de Génova 13 el pasado viernes, no lo es seguir adelante sin tratar de reflexionar sobre lo que nos está pasando.
El Partido Popular tiene un sólido proyecto sobre el que es posible construir una alternativa clara y atractiva. La legislatura que ahora comienza será, una vez más, crucial. Zapatero intentará consolidar y ampliar las reformas insolidarias que ha introducido en nuestro modelo de Estado. Tras la sentencia del Constitucional habrá que hacer un balance de su contenido y será ineludible actualizar nuestra posición política. Con toda probabilidad, tendremos la obligación de ofrecer a los españoles un cauce adecuado para reconstruir un esquema territorial tan descentralizado como justo y eficaz.
La gestión de la crisis económica y sus inevitables consecuencias sobre la política social será el segundo eje de esta legislatura. La ocultación interesada del alcance de la situación, el anuncio y la aprobación de medidas completamente contraindicadas y la ausencia de políticas reformistas han sido las características de la gestión socialista. La ecuación ahora se les vuelve irresoluble, con ingentes compromisos adquiridos, escasos recursos con los que atenderlos y ninguna idea apreciable para reconducir los problemas. En tercer lugar, la inmigración desordenada y sus consecuencias no abandonarán el centro de la atención pública en los próximos años. Los discursos y decisiones irresponsables del gobierno de Zapatero se quieren ahora sustituir, de tapadillo y sin debate alguno, por posturas de aparente firmeza amparadas en la coartada europea. Algo habrá que decir.
No son éstos los únicos problemas pero sí los más importantes, en mi opinión. En todos tiene el Partido Popular una posición ganada ante la opinión pública española; en todos ellos tenemos buenas ideas y soluciones que ofrecer. Y sólo nosotros somos una opción viable sobre la que construir la alternativa posible, y estamos en condiciones de hacerlo.
Desde otro punto de vista, es fácil constatar que el Partido Popular incorpora un inmenso capital humano capaz de relanzar nuestro mensaje. Cientos, si no miles, de dirigentes han desempeñado con enorme eficacia puestos de segundo nivel en el Gobierno nacional o en las comunidades autónomas, en los grupos parlamentarios o en los miles de ayuntamientos gobernados por nuestro partido. La generación que surgió y creció a la sombra del mandato de Aznar está más que nunca preparada para asumir el relevo, tiene experiencia, talento y determinación.
El Partido Popular que surja del próximo congreso debe ser la alternativa potente que todo sistema democrático maduro ha de ser capaz de generar. El presidencialismo es lo contrario del liderazgo, como la imposición es lo contrario de la seducción. No valen ya las estrategias reactivas; no valen soluciones incompletas o escasamente atractivas. No valen ahora los desafíos internos ni las actitudes excluyentes. Tenemos la obligación de salir de nuestro congreso, el próximo 22 de junio, con la ambición de pelear y ganar cada uno de los próximos procesos electorales. Hay proyecto y hay equipos disponibles, lo que ahora se necesita es un liderazgo renovado, sólido e integrador, y eso es algo que, aunque me pese, Mariano Rajoy no está en condiciones de ofrecer.Gabriel Elorriaga es diputado y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP.
Sólo una puntualización, Gabriel: lo único esperpéntico del viernes pasado fue la cobardía de Mariano Rajoy y los sorayos, atrincherados en la sede del PP y escapando por la puerta de atrás, en vez de dar la cara ante quiénes mostraban su indignación ante la miseria moral de los que empujaron a irse a María San Gil y José Antonio Ortega Lara, y le reclamaban que les devolviera el voto. Por lo demás, bastante bien.
8 Comments:
Vaya leche que le ha metido. Para que el centrista Elorriaga diga esto, el patio debe estar al rojo vivo.
Increíblemente estoy de acuerdo con Elorriaga, que se caracteriza por sacar los pies del tiesto de vez en cuando.
Saludos
Me gustaría saber quién ha echado a María San Gil y a José Antonio Ortega Lara o si se han ido ellos solitos. También me gustaría saber por qué, de la noche a la mañana, muchos de vosotros pasáis de adorar a Rajoy a "pedir su cabeza". Me imagino que, si sois tan liberales, respetaréis que Rajoy se presente a una reelección, porque tiene todo el derecho, lo mismo que todo militante del PP debería tener derecho (y estoy seguro de que lo tendrá) a presentar sus candidaturas. Pero veo que la gente grita mucho y de momento el único que piensa presentar candidatura alternativa a Rajoy es Costa. Oye, ¿por qué os dejáis llevar por una histeria colectiva contagiosa? Por último, Elorriaga dirá lo que quiera pero su "calidad humana" se demuestra en las declaraciones que hizo al "Financial Times", cuando dijo aquello de "Si logramos sembrar suficientes dudas, los votantes socialistas se quedarán en casa". Esas declaraciones no se hacen a una revista económica internacional. Por cierto, si el señor Elorriaga es tan demócrata y tan liberal, ¿por qué dice que Rajoy no está preparado para liderar un partido? Entonces, me pregunto yo... ¿cómo fue capaz Rajoy de mejorar los resultados del PP en las municipales de 2007 y en las generales de 2008? No lo entiendo. ¿Me lo podéis explicar, vosotros que antes rendíais pleitesía y adoración a Rajoy (estábais en los blogs de Pro Rajoy) y ahora no le podéis ver ni en pintura? Es algo poco saludable psicológicamente que las personas se dejen influenciar de tal manera de la noche a la mañana. Por ultimísimo ya: el sr. Elorriaga es secretario de Comunicación del PP, ¿verdad? ¿No era y es él el responsable de buscar fórmulas para transmitir a los posibles votantes una imagen positiva del PP? Pues ved lo que ha hecho: echar pestes contra el líder actual del PP, sin esperar al Congreso del partido. Y es que los trapos sucios se lavan en casa y no diciendo chorradas al "Financial Times" antes de las generales o ahora en "El Mundo" antes del Congreso del PP. Creía que los votantes del PP estábais un poco mejor preparados intelectualmente y teníais más personalidad. Quizá por eso algunos ya no seamos compañeros de viaje vuestros. Porque personas que aman apasionadamente a un líder para odiarle a muerte al día siguiente nos podrían contagiar a los que hemos sido votantes del PP desde los 18 años. Anda, que ya os vale, majetes.
Jolín con el pesado. Qué pesado eres, tío. Ni como Gracias Aznar, ni como anónimo, eres un pesado.
Anda, vete y cómprate una vida y deja de incordiar, que nosotros no te llenamos tu foro de nuestras opiniones.
Y cómprate un cerebro si te alcanza. Que buena falta te hace, porque no piensas. Sólo repites consignas huecas que otros te dictan.
Pasas de llamar "titán" a insultar a la gente con una facilidad pasmosa. No tienes ni pies ni cabeza, eres un fanático.
Haz el favor y no juzgues nuestros sentimientos, porque no puedes. Tú no sabes lo que es un sentimiento, sólo conoces la ira y el rencor por aquellos que osan pensar por si mismos, porque tú no puedes. No te da la cabeza.
Este elorriaga es el que dijo en un periódico inglés que si había mucha abstención el PP ganaba las elecciones y que consiguió que ZP movilizase a toda la izquierda. Se hubiera callao alo mejor estábamos de otra manera... inútil.
Si por un error vamos a callar a la gente para siempre, en este país no podría hablar nadie.
Yo prefiero celebrar que esta vez está diciendo una verdad como una catedral.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ¿ese pesado es el que te insultaba los otros días?
Que Rajoy no vale lo dije hace bastante tiempo, aquí mismo.
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