Paisano mío y del padre de Zapatero.
Su nombre era
Luis Minguell Ferrer, y al hacerse carmelita tomó el nombre de Luis María de la Virgen de la Merced.

Nació en La Pola de Gordón, provincia de León, el 13 de junio de 1902 y fue bautizado el 6 de julio. A los 6 años se traslada a Badalona con su familia, y con 12 años ingresó en el Seminario Menor de los Carmelitas Descalzos de Barcelona. En 1917 ingresó en el noviciado de Tarragona, y profesó el 15 de agosto de 1918.
En 1924 fue ordenado sacerdote en Tarragona. Al estallar la persecución religiosa en julio de 1936, el Padre Luis se refugió en casa de unos amigos y luego en casa de unos tíos. Aunque había conseguido la documentación para abandonar el país, decidió cedérsela al Padre Guillermo de la Santísima Trinidad.
Cambió varias veces de refugio para no comprometer a los que lo acogían, hasta que, fue encontrado en casa de su hermano y detenido el 26 de septiembre. Conducido a la cárcel de San Elías, no se tuvo noticia de él hasta después de un año, cuando un testigo refirió cómo el 22 de octubre de 1936 lo habían sacado de la prisión para matarlo. Tenía 34 años.
(Fuente:
"Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España", publicado por Edice, en 2007.
Desde aquí nos queremos unir al espíritu de gozo por este reconocimiento al beato Luis María y a sus 497 compañeros de martirio, que heroicamente dieron su vida por defender su fe. Porque no son víctimas de una guerra, ellos no estaban en ningún bando. Fueron asesinados por ser cristianos.
Frente al rencor y al desenterramiento de odios pasados en nombre de una supuesta "memoria histórica", destacamos la actitud de estos mártires, que murieron PERDONANDO. Desde su muerte nos señalan el único camino posible para restañar las heridas de la guerra civil:
el perdón como paso ineludible hacia la reconciliación.
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